viernes, 20 de mayo de 2011

VIVA LA REVOLUTION

Ayer estuve en Sol participando en la llamada Spanish Revolution. Para mí era un reto porque tiendo al apoltronamiento, al escepticismo y a lo pequeñoburgués en todas sus formas. Fui y me gustó lo que vi. La plaza estaba desbordada de jóvenes (y no tan jóvenes) cabreados e indignados pero no iracundos, no violentos. En esta ciudad agreste, por lo general tan incívica, me encontré con una conciencia general de que la responsabilidad era indisoluble de la libertad: se formaban grupos de recogida de basuras, daban de comer a la gente (a mí no) y se coreaban lemas más o menos ingeniosos. En todo momento parecía existir la plena conciencia de  que bordear la violencia implicaba abismarse en el descrédito. La multitud se organizaba mediante órdenes espontáneos, sin coacción, autogenerados (muy hayekiano todo, por cierto. Lo digo por si algún liberal afecto a la escuela austríaca está leyendo esto).


Por allí había muchos integrantes de lo que mi amigo Luis López Carrasco llama la izquierda salmorejo. A mí ese sector de la izquierda no me resulta demasiado simpático pero esta vez parecen tener las ideas muy claras. Estamos todos en el mismo barquichuelo intentando abordar el galeón pirata. Es probable que vuelvan a rodar nuestras cabezas pero a lo mejor podemos mearnos unos pocos donde se pueda hasta hacer un agujero que a la larga hunda el barco, como quería el maestro Berlanga.

Lo que está claro es que es mucho mejor ser del salmorejo que de la derecha MDMA (otro feliz concepto de Luis): esta derechita que en realidad es una izquierdita frívola y levísima, que es lo que se lleva en algunos círculos de la capital. "A mí el 15-M me toca el coño, tía, la política es una horterada, Hitler me pone tó perra" y ese rollo.


 
También abunda estos días el cinismo cool de algunos izquierdistas que ven esto como un espectáculo de feria, cosas de chiquillos, dame una beca mientras eyaculo en el último libro de Pynchon, y así. La verdad es que son unos intelectuales envidiables: tienen caletre suficiente como para calibrar la situación actual en dos días y desdeñarla mientras leen de modo compulsivo los libros que han escrito sus amigos.

Respecto a los medios españoles, pues qué les voy a decir: lo habrán visto/leído/oído ustedes casi todo. Desde las teorías esperpénticas provenientes de la lyncheana mente de César Vidal al gran momento de videomontaje en Intereconomía. Respecto a este último digo una cosa que ya he expresado en otro sitio: si este fuese un país serio y no esta falla perpetua en la que ardemos todos, hoy mismo se habría cerrado la emisión de Intereconomía de modo indefinido o se habría mandado a Siberia a toda su dirección. ¡Estalinista! ¡Totalitario!, proferirán algunos: sí, amigos, creo fervientemente en que unas cuantas decisiones totalitarias pueden sanar un organismo enfermo. Digo esto sin asomo de frivolidad por mi parte.



También cabe criticar la actitud de los que, con perdón, se la están cogiendo con papel de fumar. Están participando en todo esto y lo hacen muy bien pero si se quiere batallar con las armas de la inteligencia (como hasta ahora se está haciendo) no se puede decir que este es un movimiento apolítico. Esto es política pura, amigos: una minoría se rebela ante una mayoría que la oprime y pretende conquistar el poder al que nunca se le ha dejado acceder. Tampoco puede contemplarse como un debate desideologizado: nada está carente de ideología, ni siquiera los váteres. Hay un corpus ideológico detrás que impulsa la acción política: quizá cada uno de los integrantes del movimiento no sepa definirlo exactamente pero en este caso no habrá que perdonarles, señor, porque SÍ saben lo que hacen.

Como decíamos, este no es un movimiento apolítico, mucho menos antipolítico;en todo caso es apartidista y antipartitocrático.Tampoco me parecería mal que sus integrantes lo definieran como un movimiento de izquierdas porque en puridad lo es. Lo que reclaman es de izquierdas: es lo que la izquierda sensata e inteligente lleva reclamando durante muchos años. Podría ser que algunos liberales clásicos se hayan adherido a la causa aunque me temo que de esos quedan pocos ya. Esos sí que eran gente maja, coño, es que hay mucha diferencia entre los liberales y los lüber Alles, pero ya lo explicaré otro día.


Respecto a los que atacan el movimiento arguyendo que trata de influir políticamente y a los que se defienden diciendo que de eso nada, que ni hablar de influir, hay que decir que comparten el mismo grado de idiotez. Es un acto político y como tal pretende influir políticamente: la intención es conseguir que la gente no vote al Sagasta-Canovismo que llevamos padeciendo desde la transición. Influir es totalmente lícito, no así el manipular (como hacen algunos gatos por la noche) o poner una pistola en la cabeza de alguien para que vote a quien nos venga en gana.

El manifiesto de Democracia real ya es juicioso y creo que debe tenerse en cuenta. Quienes lo han escrito parecen haber leído más de un libro en su vida, aunque Cristina López Schlichtling opine que todo el movimiento lo formamos una panda de analfabetos funcionales. En fin, es lo que tiene ser políticamente incorrecta.

Sé que pronto nos asolarán con los dictámenes de la economía, la inapelable ciencia fúnebre, y nos acusarán de utópicos pero estoy convencido de que hay que seguir diciendo que no queremos esto. Parafraseando a Los Nikis, diré que nuestros nietos se merecen que la historia NO se repita varias veces.


Hasta hace pocos días, este acto o conjunto de actos eran vistos como imposibles. Su fin es contemplado también por muchos como algo imposible pero es que, según explica Slavoj Zizek que a su vez explica a Lacan, desde los parámetros de las reglas dadas, desde el  sistema, todo (...) "acto aparece como "imposible", de suerte que el acto logrado, por definición, genera un cortocircuito: crea retroactivamente las condiciones de su propia posibilidad".

Lograremos algo, seguro, aunque todavía no sepamos qué. Solo cuando lo hayamos conseguido sabremos que era posible.




3 comentarios:

  1. No sé, no sé... por qué esta vez sí iba a ser la buena? Acaso los políticos de ahora no gritaron en su momento contra sus mayores? Acaso no organizaron también asambleas universitarias y ocuparon las plazas de entonces? Qué has visto en Sol que te haga pensar que, esta vez, la gente que estaba allí reunida será incorruptible, solidaria y justa en el futuro?

    No digo que no vaya a cambiar algo, pero siempre que pasa algo así me acuerdo de lo de "algo tiene que cambiar para que todo siga igual".

    No sé, no sé... el caso es que esta vez parece que sí es la buena...

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  2. Querido Víctor, un placer leerte, debo aquí ceder la invención del término "izquierda del salmorejo" a un querido amigo bilbaíno, Luis de la Torre. Los términos "izquierda del salmorejo", que hay que diferenciar de la "izquierda del Espetec" -también idea suya-, son suyos. La "izquierda del salmorejo" sería la izquierda del diábolo, el mimo-clown y la calle Argumosa. La "izquierda del Espetec" coquetea mucho con la derechita del MDMA, pero está más cerca de los domingos al barrio de La Latina, de Nancy Tuñón y Willy Toledo.

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  3. Me gustaría aquí incorporar otro feliz término acuñado por De La Torre. Es la verdadera ganadora de estas elecciones, más allá de ultras o adictos a Intereconomía. Luis lo denomina la "derecha de la consultoría" -parte integrante de un movimiento social mayor, llamado "chamartinismo"-, y se les reconoce desde lejos por la combinación, realizada con gran desparpajo, de gomina y calvicie. "Calvas engominadas", banderín en ristre.

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